martes, 30 de julio de 2013

Capítulo 5. Donde quiera que estés



Capítulo 5
3 de diciembre de 2011. 1: 45 am

Estaba sentada en un banco esperando que pasara alguien para preguntarle cómo podía hacer. Llevaba horas ahí. Mi celular no tiene batería, no tengo como comunicarme, no hay teléfonos en la calle. Vi pasar a varios mendigos que me miraban raro y me asusté un poco… Estaba nerviosa, mis manos sudaban.
Mis ojos se cerraban lentamente, me iba de lado de sueño… Habían pasado unos 30 minutos y nada que pasaba alguien. Decidí caminar un poco más y encontré un pequeño motel. Lucía algo aterrador. El letrero y el resto de las luces apagadas. Soné el timbre y escuché unos pasos acercarse a la puerta. Mi corazón exaltado estaba, no sabía si era preferible dormir en la calle junto a los mendigos o en este motel abandonado. Se abrió la puerta y la sombra de un alto hombre se veía.
-          Que voulez-vous madame? –Preguntó-
-          Disculpe ¿Tiene disponibilidad? –Pregunté en mi idioma-
-          Hablo poco americano –Respondió-
Encendió las luces de la entrada y pude observarlo mejor. Un hombre barbudo, alto y gordo. Llevaba una bata de cuadros y un pijama para dormir. No se ve aterrador… Pude ver una pequeña parte del interior del lugar desde la entrada y no aparentaba algo malo. Al fondo lograba verse un comedor vacío.
-          Te llamaré a Franca –Se retiró-
Dejó la puerta abierta y esperé ahí mismo hasta que regresara con la tal Franca.
-          Est-elle américaine? –Dijo ella-
-          Il semble que vous n'avez pas à rester –Respondió él-
-          ¿Disculpen? –Pregunté intrigada-
No entiendo mucho el francés, es difícil, pero supongo que hablan de mí.
-          Hola ¿Qué deseas? –Preguntó la mujer sonriente-
-          ¿Tienen disponibilidad aún? –Respondí un tanto amargada-
-          Me parece que sí. Pasa y anotaré tus datos –Se apartó-
Solo quería dormir, no me importa si duermo en un cartón pero estoy cansada. No volveré a regresar tan tarde, al menos con luz porque de noche es horrible.
Caminé junto a ellos hasta la pequeña recepción en donde solo había un mesón alto, un sofá viejo y otras cosas pequeñas.

-          ¿Cómo es tú nombre? –Preguntó ella abriendo el libro-
-          Susane McGuire.
-          Bueno Susane, tenemos una habitación en el segundo piso. La noche cuesta 55$
-          Está bien –Saqué mi monedero y tomé los billetes- Tenga –Se los entregué-
-          Gracias, toma la llave –La agarré-
Asentí con la cabeza y subí las escaleras al final del pasillo junto al comedor. De camino a ella, habían dos mujeres borrachas tiradas en el suelo y en otro lado una pareja besuqueándose. Caminé más rápido y llegué hasta la habitación. Introduje la llave en la manilla y empujé la puerta. Encendí la luz y detallé todo. Una cama vieja, el piso de alfombra, un televisor como de la época de mi abuela, unas feas cortinas y un pequeño baño que ni me imagino cómo estará. Cerré la puerta y dejé mi bolso sobre la silla junto al televisor. Me recosté en la cama escuchando unos ruidos que creía haberla roto y me quedé quieta mirando al techo.
Abrí mis ojos y sentía un gran dolor en mi espalda. Esta cama es horrible. Mire a la ventana cerrada y la luz del sol penetraba la habitación. El reloj marcaba las 9:40 am. Reaccioné y recordé que hoy es el evento de surf. Tomé mi bolso y salí corriendo por la puerta. Bajé las escaleras apresuradamente y me detuvo aquél hombre.
-          ¿A dónde va tan deprisa? –Preguntó serio-
-          Ya me voy –Respondí alejándome-
-          ¿No va a desayunar? –Pregunto nuevamente serio-
-          No, gracias.
Salí a la calle y me retiré lo más lejos posible del sitio por si acaso. Respiraba agitadamente y mis manos temblaban, tenía el corazón en la boca de tanto correr. Moría de hambre. Estaba desaliñada y con la ropa sudada. Esperé a que pasara un taxi y el primero lo tomé. Le di la dirección del hotel y me dejó en la entrada. Subí a mi habitación y me di un baño. Me arreglé para el evento mientras esperaba la comida que había ordenado a la habitación, y sonó la puerta una vez ya lista.
-          Servicio a la habitación –Entró con el carrito de comida-
-          Gracias ¿Cuánto es? –Pregunté revisando el plato-
-          Fue añadido a su tarjeta –Sonrió- Ahí está el recibo.
-          Gracias.
-          Que tenga buen provecho –Se retiró-
Tomé el plato con la comida y me senté en la cama a desayunar. Estaba exquisito. Me cepillé los dientes al finalizar y retoqué un poco el maquillaje. Salí nuevamente a la calle y tomé otro taxi hasta el evento. Durante el viaje, me recosté un poco del asiento para calmar el dolor de mi espalda. Saqué mi teléfono celular y llamé a mi padre.

-          Hola Sue –Dijo él-
-          Pa ¿Cómo estás? –Pregunté sonriente-
-          Todo bien ¿Y tú? ¿Cómo la estás pasando?
-          Bien, algo agotador todo pero bien ¿Cómo está Lucie?
-          Bien, ahorita está haciendo sus deberes
-          Salúdamela. Ahora estoy llegando al sitio del evento
-          Recuerda tomar fotos –Rio-
-          ¡Claro! –Reí- Bueno, te llamo luego
-          Cuídate
-          Tú también.
El taxi se detuvo en la entrada de un alto edificio moderno de color gris con negro que tenía una gran puerta de cristal y ventanales amplios en el piso principal. Coloqué mi bolso en mi antebrazo y pagué el viaje agradeciendo. Entré al edificio un poco nerviosa, algunas mariposas en mi estómago…  Seguí los carteles hasta entrar a un gran salón donde estaban reunidas muchas personas, supongo que surfistas de todo el mundo.
-          Disculpe… Eh ¿Este es el evento de surfistas?
Lo miré extrañada.
-          ¡Hablas francés! –Exclamó apenado retirándose-
-          ¡No! –Respondí-
-          Gracias al cielo… Pensé que era el único que no habla francés –Rio-
-          Eso creía yo también –Reí- Sí, es este –Sonreí-
-          Gracias –Sonrió-
Nos quedamos mirándonos incómodamente y me di media vuelta observando el resto del evento.
-          ¡Surfistas! Bienvenidos –Dijo el animador- ¿Creyeron que solo hablo francés?
Reí recordando el comentario del chico y vi que él también lo hacía.
-          Este es un evento internacional en donde nos reunimos los mejores surfistas del mundo ¿Es un privilegio no? –Rio- Esto consiste en mostrarles competencias y trabajos que pueden beneficiarlos en un futuro y además programas al que se pueden unir para ser mejores en lo que hacen. Además es una fiesta para celebrar y para divertirse –Rio- Ahora todos los que quieran unirse a lo que les comenté, presten atención a la presentación que pondremos a continuación.

Bajó del escenario y reprodujeron el video de la campaña de cada programa y otros. Estos programas consisten en becas universitarias cerca de la playa dependiendo de cada país y persona, planes para mejorar el entrenamiento y otros más. Finalizó el video e hice la fila para anotarme en alguno de esos programas. Estas personas tienen datos de cada uno de los invitados y su registro en el surf por supuesto.
-          ¿Te  apuntas a qué? –Preguntó-
-          No lo sé, lo que me den –Sonreí-
Era el mismo chico con el que había hablado. Es alto, rubio y de ojos claros.
Firmé la lista y fui por una bebida. Pedí una coca cola y me senté en un lado del salón a ver cómo bailaban.
-          ¿Puedo sentarme? –Preguntó-
No tenía a nadie con quién hablar así que acepté. El chico sin nombre se sentó al lado mío y un silencio incómodo me desesperaba.
-          ¿De dónde eres?
-          Soy de California –Respondí tomando coca cola-
-          Yo soy de Australia –Sonrió-
-          Bellas playas que tienen allá –Sonreí-
-          Hermosas… ¿Alguna vez has ido? –Preguntó dudoso-
-          Nunca, pero me gustaría –Sonreí-
-          Cuando quieras –Se alegró- Yo conozco California ¿En qué playa practicas?
-          ¿Sue?
Lo miré y era Nicholas ¿Qué hace aquí? ¿Cómo me encontró?
-          ¡Nicholas! ¿Qué haces aquí? –Me levanté asombrada-
Lo lleve a un lado tomándolo del brazo.
-          Yo trabajo en este edificio –Respondió mirando a otro lado-
-          Nicholas esto es un evento para surfistas…
-          ¿Me estás echando? –Preguntó molesto- ¿Es por ese chico? –Lo miró-
-          No, no lo conozco.
-          Anoche te perdiste –Agregó-
-          ¿Qué? ¿Cómo sabes eso? –Le dije confundida-
-          Lo supuse
-          Eres muy raro, no me cuentas nada sobre ti ¿En qué trabajas? –Pregunté dudosa-
-          Eh… Trabajo como asistente de una de las empresas de aquí –Sonrió-

Se nota que está mintiendo pero lo que me acabo de dar cuenta es que Nicholas es muy extraño ¿Por qué me está persiguiendo? ¿Cómo me encontró? ¿De verdad trabaja aquí? No creo que haya supuesto que me perdí anoche…

Hola disculpen la tardanza! Espero les guste y espero publicar esta semana otra vez porque la prox. semana estaré de vacaciones y no podré escribir. No se olviden de comentar y gracias por todo! -Liz

viernes, 19 de julio de 2013

Capítulo 4. Donde quiera que estés.



Capítulo 4

2 de diciembre de 2011. 8:59 a.m

Mi corazón estaba algo exaltado. Estoy emocionada por conocer la ciudad. Estaba sentada en un sofá esperando por la llegada de Nicholas pero nada que aparecía ¿No vendrá? Era lo único que se me pasaba por la mente… Debo tener más paciencia, solo son unos minutos de retraso.
Mi estómago rugía de hambre. Miré mi reloj y marcaban las 9:50 de la mañana ¡Creo que ya no vendrá!. Me levanté del sofá y me asomé hasta la entrada a ver si lograba verlo. No había ni un rastro del hombre. Regresé adentro y di varias vueltas por el vestíbulo. Eran las 10:20. No podía más con el hambre así que pregunté en la recepción si el buffet aún servía a los huéspedes.
-         Disculpe… Me puede decir si el Buffet aún está abierto, por favor –Dije sonriente-
-         No señorita, cierra a las 10 y me temo que ya cerraron –Respondió el hombre-
-         Gracias –Me retiré y caminé hasta el ascensor-
No tengo de otra que ordenar comida a la habitación. Espero el dinero me alcance lo suficiente para estos días, ya que no he traído mucho.
Caminé hasta el ascensor y marque el piso. Se cerraron las puertas y escuché un fuerte ruido quedándome impactada de susto.
-         ¿Qué fue eso? –Me pregunté aterrada-
Fue como un golpe. Marqué el piso más cercano y me bajé corriendo. Subí por las escaleras 3 pisos más y caminé hasta mi habitación rápidamente. Tenía la respiración agitada y las manos algo temblorosas. Entré y cerré la puerta de golpe. Me quite los zapatos y me recosté en la cama mirando al techo.
¿Por qué Nicholas se ofreció a venir si no lo haría? Estoy decepcionada, creí que él si vendría…
Cerré mis ojos por unos minutos y al cabo rato el hambre me despertó. Tomé el teléfono sobre la mesa junto a la cama y revisé la lista de números del hotel para llamar al servicio de comida. Escogí un omelette del menú y marqué los dígitos.
-         Un service d'étage Comment je peux aider?
-         No hablo Francés…
-         Servicio a la habitación ¿En qué puedo ayudarle? –Repitió-
-         Gracias. Quiero un Omelette y un jugo de naranja, por favor –Ordené-
-         En unos minutos se lo llevarán.
-         ¿Tiene el número de habitación? –Pregunté por si acaso-
-         Sí, no se preocupe.
-         Gracias.
-         El total se lo cargaremos a su cuenta.
-         Está bien. Hasta luego –Tranqué-
Me asomé por el balcón y me quedé un rato contemplando la vista.
Sonó la puerta y fui a recibir mi comida. La abrí y me sorprendí.
-         ¿Qué haces aquí? –Pregunté sorprendida-
-         Susane ¡La he estado buscado por todas partes! –Exclamó alterado-
-         Estuve más de 1 hora esperándote abajo –Repliqué-
-         Lo siento señorita… Se me presentó un inconveniente y no tenía como avisarle.
-         ¡Puedes dejar de hablarme así! –Dije molesta-
-         ¿Cómo? –Preguntó asombrado- ¿Vamos a hacer el tour? –Preguntó sonriendo-
-         Me dejas plantada y además ¿me pides que salga contigo?
-         ¿Salir? No, no ¡Yo solo quiero una amistad! –Respondió asombrado-
-         ¡No hablo de eso!
-         Pourrait être tranquille! –Gritó un hombre de otra habitación-
Nicholas me empujó adentro de la habitación y cerró la puerta. Me quedé impactada mirándolo y me senté en el borde de la cama.
-         Lo siento –Bajó la cabeza-
Le respondí con una mirada llena de molestia pero a la vez había sentido una conexión en ese momento tan inesperado. A pesar de que “me dejó plantada” vino a pedirme disculpas… Debería perdonarlo e ir a conocer la ciudad, al fin y al cabo me iré pronto y no lo veré más.
-         Vamos –Dije abriendo la puerta-
Me había puesto mis zapatos nuevamente. La comida no había llegado y parecía que no la traerían nunca. Tenía mi bolso en mano.
Nicholas sobresaltó y salió después de mí.
-         ¿Me disculpa? –Preguntó apenado-
-         Sí. No hables más y muéstrame París –Sonreí-
-         Con gusto –Rió-

Salimos del hotel y corrimos hasta la parada de autobús. Tomamos uno y nos sentamos. No parábamos de reír.
Después de un largo recorrido por casi todas las paradas y de que Nicholas me detallara cada lugar al que íbamos, decidimos bajarnos por un pretzel.
-         ¿Qué edad tienes Nicholas? –Pregunté bajando del autobús-
-         Tengo 20 –Sonrió- ¿Y usted?
-         Yo 19 –Sonreí- Oye… ¿Podrías dejar de hablarme como si tuviera 80 años? –Reí-
-         Lo siento –Bajó la cabeza- Solo te tengo respeto –Sonrió-
-         Pero mejor háblame sin “usted” “le” “señorita” Dime Sue –Reí-
-         ¿Sue? –Sonrió- Está bien, lo intentaré, pero me he acostumbrado a hablarle… Hablarte así.
Le di un empujoncito y seguimos caminando. Él no dejaba de verme y yo a él. Estaba apenada. Llegamos al sitio de pretzels y nos sentamos en una de las mesas de afuera.
-         ¿De qué lo quieres? –Preguntó-
-         Normal…
-         Ok, te traeré “normal” –Rió yéndose-
Nicholas se retiró de la mesa, y yo me quedé mirando mi celular, tenía varios mensajes de mi padre así que decidí llamarlo. Conversé con él un rato; me contó sobre mi hermana y sus clases de música, sobre su empleo y además de mi perro.
Regresó con los pretzel y además unas bebidas y las colocó sobre la mesa.
-         Este es el tuyo Sue, y este el mío –Sonrió mientras se sentaba frente a mí-
-         Gracias Nicholas –Sonreí tomando el pretzel-
-         ¿Te gusta Francia? –Preguntó dando un mordisco al suyo-
-         Me encanta –Dije fascinada-
-         Puedes llamarme Nick –Sonrió-
-         Está bien, Nick –Acepté sonrojada-
Tomé mi pretzel con ambas manos y le di una probada. Nunca había comido uno. Es tan delicioso, un sabor entre salado y un poco dulce, pero solo un poco… Bebí de mi coca-cola, había acertado con mi gaseosa favorita. Moría de hambre, no había desayunado ni nada, seguro que nunca llevaron la comida.
-         ¿Cuánto te debo Nick? –Lo miré mientras sacaba mi billetera del bolso-
-         Nada, es una invitación –Sonrió-
-         No… Nick, déjame invitarte yo –Abrí mi billetera sacando varios billetes-
-         No Sue –Colocó su mano sobre la mía-
Lo miré sonrojada. Sentí escalofríos y aparté mi mano colocándola debajo de la mesa. Comí rápidamente en un incómodo silencio, y al finalizar tomé los residuos, me levanté y los tiré a la basura junto con la gaseosa vacía. Regresé a la mesa por mi bolso y Nick se levantó para irnos.
-         Ya es tarde Nicholas, debo regresar al hotel –Dije rompiendo el silencio-
-         ¿No iremos a otro lugar? –Sonrió-
-         Lo siento, quizás otro día –Respondí caminando-
-         ¿Mañana?
-         Mañana tengo que asistir a un evento.
-         ¿Pasado mañana? –Insistió-
-         Dame tú número y yo te llamo –Me detuve y lo miré a sus ojos cafés-
-         No tengo teléfono –Respondió-
-         ¿No tienes un teléfono? –Pregunté sorprendida-
-         -Rio- Te lo anotaré en el tuyo ¿Te parece?
-         Ok –Se lo entregué-
Marco rápidamente, y guardó su número en mis contactos del celular y me lo devolvió.
-         Sé regresar hasta el hotel –Agregué-
-         ¿Segura? –Arqueó su ceja-
-         ¡Sí! Gracias por todo –Sonreí-
-         Suerte en tú evento –Sonrió-

Me fui alejando de él. Caminé varias cuadras. Los faroles iluminaban el camino. Las calles algo solas. Eran las 11: 34 pm. Estaba un poco asustada. Iba sola, no conocía la vía. Había mentido, no conozco nada de esto, no sé cómo llegar al hotel. Tenía ganas de llorar. Necesito preguntarle a alguien pero es que ¡No hay nadie!. Los locales de comida y otros ya estaban cerrados. Continué caminando lo más rápido posible. No tenía alguna referencia. La calle se iba haciendo más corta y pequeña.

Hola! :) Gracias por todos sus comentarios no se olviden de seguir haciéndolo! Espero les guste, que tengan un lindo fin de semana :D -Liz